¿Cómo saber si el turbo está averiado?

El turbocompresor es un componente mecánico que está sometido a mucho trabajo y que si no se cuida como se debe, puede tener averías muy caras. En anteriores entradas de nuestro blog te contábamos qué es y cómo funciona un turbocompresor. Hoy aprenderás a identificar las principales averías en el turbo para así saber si tu turbo está averiado o no.

Un turbo puede girar hasta 200.000 rpm y llegar a 1.000 ºC. Está formado por varias piezas móviles que necesitan estar lubricadas en todo momento con un aceite de calidad y respetar los tiempos de calentamiento y enfriamiento. De lo contrario, el turbo podría romperse, pero antes de ello, el turbo muestra síntomas previos a la avería.

Síntomas de un turbo averiado

Consumo de aceite y humo azul/blanco

Todos los motores en vehículos consumen aceite pese a que si está bien mantenido no se nota. Es nuestro deber revisar mensualmente la varilla del aceite para comprobar su nivel. Si notas que el consumo de aceite aumenta mucho es que van a venir problemas dentro de poco.

El eje de la turbina o el cartucho del turbo está rodeado por unos casquillos bañados en aceite que giran. Estos casquillos, con un mal mantenimiento, uso o por defecto de fabricación, pueden tener holguras. Las holguras en el cartucho del turbo provocan que se pierda la hermeticidad, haciendo que el aceite que lubrica al turbo entre en la admisión y se queme en el interior del motor. Si notas que por el escape comienza a salir cuando aceleras un humo blanco con tonos azulados y un olor a «fritanga», es que estás quemando aceite.

Nuestra recomendación es que pares y llames a la grúa antes de que sea demasiado tarde. Es mejor tener que sustituir solo los casquillos del turbo antes que todo el conjunto. Si no paras cuando debes, el motor puede entrar en una fase llamada retroalimentación, principalmente si es diésel. El motor comienza a quemar aceite y usarlo como combustible, llegando a girar a máxima potencia. En este momento, quitarás la llave y verás que el motor sigue en marcha. En un gasolina, al quitar la llave se anula la chispa y el motor deja de funcionar, pero en un diésel que trabaja con compresión no, ya que entra en retroalimentación.

Lo que debes hacer si el coche se acelera solo es frenar con el pedal y freno de mano, pisar el embrague y meter la marcha más larga que tenga y soltar el embrague de golpe. Pretendes calar el motor, ya que es la única forma de pararlo. También puedes tapar la admisión de aire, pero no te lo recomendamos. Si no lo paras a tiempo, consumirá todo el aceite hasta griparse. Te dejamos un vídeo para que sepas qué es.

Ruido diferente del turbo

Muchos fallos mecánicos pueden ser reconocidos con el oído. Si notas que el coche resopla o suena más gordo de lo habitual al acelerar y que además su rendimiento sea menor, es posible que haya pérdida de presión en el sistema. Lo más común es que los manguitos del turbo se hayan rajado o aflojado. Se suele notar cuando demandas mucha potencia.

También es probable que el coche entre en modo protección y se restrinja su uso. No te preocupes, se trata de una avería del turbo muy barata de solucionar. Hasta te recomendaríamos que fueras mirando los manguitos del turbocompresor de vez en cuando y lo incluyeras como mantenimiento, como un embrague.

Silbido en el turbo o sonido a sirena

Si escuchas un sonido a sirena como de ambulancia al soltar el acelerador o suena como una aspiradora, prepárate para lo peor. Las aspas de la turbina están comenzando a tocar la caracola del turbo a muchas rpm y acabarán desintegrándose. Lo peor no es que se rompan, es que al romperse entran directamente al motor y destrozarán los cilindros y pistones. El resultado será un motor que acabará en nuestro desguace de Barcelona.

Si escuchas este tipo de ruidos, lo mejor es que lleves el coche a un taller cuanto antes y te encargues de reparar esa avería del turbo antes de que vaya a más. En este vídeo verás muy bien a qué ruido nos referimos.

El coche corre poco y da tirones

En los motores con turbo de geometría variable se busca un mayor rendimiento en todo el régimen usando unos álabes en la turbina. Estos están accionados en la mayoría de coches mediante un electromecanismo que podría estropearse. Podría ser el culpable de que el coche corriera poco y no diera toda su potencia.

La carbonilla también puede jugarnos una mala pasada, sobre todo en los vehículos diésel. La acumulación de carbonilla por un uso intensivo a bajas vueltas o por ciudad, hará que el turbo se obstruya de hollín y que otros sistemas anticontaminación como la EGR o el filtro de partículas se atasquen. El coche entrará en modo protección y mostrará el testigo fallo motor. Deberás acudir al taller para descarbonizarlo en el mejor de los casos.

Otra avería podría ser que la válvula de descarga del turbo esté dañada. Es una avería que tiene fácil solución, ya que sólo se necesita sustituir esa pieza y ya está.

Consejos para cuidar el turbo y prevenir averías

Como ya se ha comentado en otras ocasiones, hay varios consejos que te podemos dar para cuidar el turbo y prevenir averías. Estos son los más útiles y que deberían estar en tu ABC del vehículo.

• Usar aceite de máxima calidad y especificaciones adecuadas por el fabricante.
• Respetar tiempos de calentamiento y enfriamiento del turbo. No pisarle hasta que esté caliente.
• No quitar la llave de golpe tras hacer un buen rato de autopista. Esperar 30 segundos con el coche a ralentí.

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